Tirada en la cama. Portátil de frente. Pañuelos a la izquierda. Tableta de chocolate aun sin abrir a la derecha.
Una semana atrás atiborrada de antibióticos, ibuprofenos y jarabes para la tos. Una faringitis muy puta que me dejó la garganta inflamada e infectada como nunca imaginé que una garganta podría estar. Y aun no me he recuperado del todo por lo que mi médico me ha amenazado con más antibióticos a partir del lunes si la cosa no cambia.
Al parecer por efecto de esos antibióticos, me ha salido un eccema en el oído. Sí, en el oído. Llevo varios días con picores insoportables y temiendo que una mosca me hubiera puesto unos asquerosos huevos. Ahora tengo dolor de cuello por la cabeza girada al echarme gotas para aliviar el picor.
Pero no todo son malas noticias, mi médico me ha dado una lista de traumatólogos a los que puedo ir para hacer mi rehabilitación por problemas de espalda. Bueno, en el caso de que me acepten el volante que tengo desde mayo. Y en el caso de que esos hombres sigan ejerciendo pues los sacó de una guía de hace 7 años.
A parte tengo dos quistes en la cabeza que me gustaría quitarme. Lo que significa cirugía. Lo que significa tener dos zonas bien bonitas y rapaditas y con cicatriz. Es la última moda en peinados.
Por otro lado, tras media hora al teléfono conseguí cita para hacerme una ecografía a mediados de diciembre. Y después de vuelta al ginecólogo. No voy a recrearme en detalles porque me parece de mal gusto xD
Y debido al cansancio de ir de un médico a otro, soportando llamadas interminables, trabajos de clase, reproches de mi madre, y un pelo reseco que se niega a comportarse, ahora me duele la cabeza.
Lo que no te mata te hace más fuerte, ¿no? Mejor pasarlo todo de golpe. Y mientras tanto, voy a aprovechar esta noche de viernes para dormir como nunca.
... qué triste... Madrid me está cambiando.
Buenas noches.