lunes, 16 de julio de 2012

La niña mata-moscas

Estaba trasteando en la cocina, limpiando la cafetera, cuando he visto una mosca posada en la encimera mientras colocaba un paño. Esto me ha provocado una especie de efecto déjà vu y he recordado cuando era pequeña, en los primeros años de primaria, y me dedicaba a matar moscas con un paño de cocina (lo siento si hiero la sensibilidad de algún ferviente amante de los animales). Mi tontería era tal que usaba un paño específico con el cual no se me escapaba ni una mosca. Es un poco triste admitir esto pero me sentía muy orgullosa de mis cualidades para la caza de estos pesados bichos. Mi obsesión llegó hasta el punto de que, el día que nos íbamos a una de nuestras acampadas familiares de verano, estábamos a punto de cerrar la puerta y montarnos en el coche cuando de repente grité "¡Esperad! ¡Me he dejado algo!". Mi familia, preocupada por el tono de urgencia que usé, me permitieron pasar corriendo, e imaginaos la cara que pusieron cuando me vieron llegar con el paño. "Pero hija... que ya llevamos paños de cocina...", "Ya, pero es que quiero éste..." .

Y ahora, a mis veinte años de edad, echo la vista atrás y recuerdo a esa niña, un poco solitaria, demasiado seria, pero que llegaba a emocionarse por las cosas más insignificantes y estúpidas y... me pregunto cómo narices ha conseguido sobrevivir tanto tiempo. En serio, por mera cuestión de supervivencia. Creo que la naturaleza está rota.

Bueno, con esta pequeña anécdota autorridiculizante os dejo.


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