Vaya lo siento. No cumplí mi promesa, y sí que esperé algo. Esperaba, o más bien deseaba, que no hubiera más problemas.
Bueno supongo que no hubo ningún problema nuevo, solo la solución. Pero yo como una tonta estuve demasiado tiempo negando la realidad, pensando que podía controlar la situación y que si me esforzaba todo saldría bien.
No quiero sacar una conclusión errónea de esto, que no importa lo que te esfuerces en algo que después todo está dominado por el azar y sigues teniendo las mismas posibilidades de salir jodido. Realmente no son las mismas, te dedicas a reducir las probabilidades y punto, además de que tu punto de vista lo cambia todo.
Todo depende de cómo nos tomemos las cosas que se nos echan encima. Y es en esos momentos difíciles donde realmente descubrimos nuestra fortaleza y nos damos razones para sentirnos orgullosos de nosotros mismos cuando todo pasa. Yo sencillamente quiero luchar por no arrepentirme de nada, el sentimiento de culpabilidad es algo horrible que te come por dentro y te deja del todo vacío, así que mejor controlarlo.
Por ahora intentaré seguir luchando, no solo porque deba ni por los demás, si no por todas las veces en mi vida que no lo hice, que me dí por vencida y abandoné toda esperanza.
Y tengo un miedo terrible asentado en mi estómago. Nunca me ha gustado eso de no poder controlar lo que se te viene encima, el no saber qué ocurrirá. Pero bueno, si quiero ser feliz no me queda más remedio que aceptarlo.
Sólo me queda decir gracias a todos. Por apoyarme. Por perdonarme. Por no abandonarme.
Y sobre todo a ti, por enseñarme tantas cosas en tan poco tiempo, y por darme tantos motivos para ser feliz.