viernes, 28 de agosto de 2009

Pasando una tarde tranquila

De nuevo, discusión con mi madre. Cada día esta casa se me hace más pequeña. La ciudad... Atrapada entre cuatro paredes, sin ventanas ni puertas. Antes esto me provocaba una sensación de seguridad y comodidad, sin preocupaciones ni problemas. Pero ahora necesito más aire, quiero salir de aquí y descubrir todo lo nuevo que me queda por vivir.
Paradójicamente, en este momento necesito precisamente eso de lo que me estoy quejando. Encerrada en mi habitación, con la única compañía de un roedor y una magdalena seca, no quiero saber nada del mundo. Perderé el tiempo como lo hice otras veces, veré películas, escribiré, leeré, o simplemente me embobaré frente al ordenador como estoy ahora. Cualquier cosa con tal de darme un descanso de mi vida.
Pero no estoy mal. No me siento triste ni enfadada. La disputa con mi madre no ha sido nada más que un bache. Pienso en mi suerte, en cómo mis deseos se van poco a poco cumpliendo, y las sorpresas que estoy llevándome últimamente. Tenía un sueño y pensé que nunca se cumpliría, pero resulta que hasta los sueños se pueden hacer realidad.
Me encanta la canción que estoy escuchando. Para quien le guste el piano: "Arrival to Earth (Piano)" de la película Transformers.

Un beso a todos.

jueves, 27 de agosto de 2009

Una historia de ¿amor?

Me gustabas mucho.
Supongo que al pricipio se debía a que eras el único. Mirara donde mirase ahí estabas tú, andando tranquilamente o hablando con voz suave y monótona. Pasaron los días y me fui fijando más y más en tí. No pude evitarlo. Te miraba a los ojos y sólo veía un vacío que me atraía más y más. No eras mi tipo. No eres mi tipo. Pero no podía sacarte de mi cabeza.
Y una noche mágica por fín te conocí. Esos aires de misterio y vacío se disolvieron, y dieron paso a un chico alegre con risa de niño que se esconde en un agujero de tristeza. Por unos instantes me prestaste atención y yo me sentí la persona más feliz del mundo, pero seguía siendo una cobarde y no me atreví a demostrarlo.
Después de eso el chico alegre desapareció, y fue sustituido por ese hombre aparentemente sin sentimientos. Pero ví que algo cambió. Tus ojos no estaban vacíos, eran anhelantes y estaban llenos de dolor, y tus manos temblaban. Temblaban, y esperaba, deseaba, que fuera por mí. Aún así nunca he tenido la confianza suficiente en mí misma y ahuyentaba con una mano estas fantasías, mientras que con la otra me sujetaba el corazón para evitar que se cayera.
Otra noche más y te acercaste. Yo me veo como una niña a tu lado, y pensé que así me veías tú a mí. Esa noche no hubo momento mágico. No hubo risas, ni baile, ni arena ni estrellas. Sólo fue un momento íntimo, carente de sentimientos, para nosotros dos.
Y la despedida fue rápida. Demasiado rápida para decir nada, para expresar lo que sentía cada uno. Otra vez la cobardía. Otra vez la mala suerte de las circunstancias. Un simple "Adiós y gracias" y al coche.
Noches de insomnio cargadas de tristeza vinieron después. Pensaba en tí, y aunque me doliera no volver a verte, me sentía agredecida de haberte conocido.
Y ahora, cuando te estoy olvidando, justo cuando ya se podría decir que lo he superado y que he pasado página, vuelves a aparecer, más fuerte que nunca. Me dices que soy guapa, que no tuviste la suerte de expresarme todos sus sentimientos con una mirada, que me echas de menos y que ojalá nos hubiéramos conocido en otras circunstancias en las que pudieras decirme todo esto sin buscarnos problemas.
Yo también me confieso y eres tan encantador que te pones rojo. Me prometes que vendrás a verme en cuanto puedas, y me pides que yo haga lo mismo, que vuelva pronto y podamos estar juntos.
Esta noche me dolió tu ausencia y vi todo esto como un sueño. Ya no sé qué es real, y si intento buscarle una explicación lógica es peor porque no tiene sentido que esto me haya sucedido.
Pero es real. No sé hasta qué punto, pero es real.
Y sigues teniendo esa sonrisa encantadora que me hechizó...




Y desde entonces le acompaña
una estrella que
desde el cielo cuida de él

miércoles, 26 de agosto de 2009

Felicidad: esa sensación extraña


¡Uff! He estado a punto de apagar el ordenador pero me he dado cuenta de que tenía que editar. Son muchas cosas de golpe...
1º Me he comprado un hámster. Ruso, por supuesto (ya tuve cinco y los quise a todos <3>
2º Mi madre vuelve a estar insoportable. ¿Por qué? No lo sé. Tal vez yo haya estado un poco irritante desde que volví a casa, pero no llevo ni tres días y todavía me estoy acostumbrando. Además, me trata de forma que parece que no soy bien recibida... Vale, es mi madre y no puede ser así. Pero con ella nunca se sabe.
3º No sabría decirlo... Digamos que desde que volví de Túnez me sentí triste y sola. Fue cuando realmente me enamoré de la canción que da nombre a este blog. Pero esta noche ya no me siento así. Me gustaría poder explicarme, que cuando alguien leyera esto comprendiera qué me suecede y cómo me siento, pero a veces me da miedo que por abrir mis sentimientos los pierda. Así que perdonadme pero me guardaré esta sensación de felicidad para mí mientras dure.
Al final se ha quedado en nada. Pero necesitaba hacer esta entrada. Gritar al mundo "¡Estoy bien!". Por una vez... lo estoy realmente.
Así que... Gracias por estar ahí. A todos. Mis amigas y mis amigos. Los conocidos y los que no lo son. Los que se tomen la molestia de leer esta entrada, ya sea por interés o por aburrimiento. A esta pequeña hamstercilla sin nombre. Gracias por formar parte de este momento de mi vida.
E intentaré no seguir haciendo entradas ñoñas. Perdonadme xD.


Raqui es que cuando hicimos esta foto yo estaba feliz. Recuerdo que fue la primera vez que me sentía realmente bien contigo en mucho tiempo, porque tuvimos uno de nuestros problemas de distanciamiento. Es la primera que he pillado sinceramente. Te quiero boba (L)

lunes, 24 de agosto de 2009

Benalmádena y Cacahuetes


Echo de menos la playa...

El silencio de la habitación al despertarnos, sólo roto por las risas ahogadas de Irene y Naza y el estupido móvil de Isa. El sueño profundo de ésta, que siempre me animaba a seguir en la cama. Los desayunos en la terraza. La sensación de levantarte y pensar "Hoy lo único que
tengo que hacer es ir a darme un baño".
El sonido de las olas mientras estoy tumbada en mi toalla. Las piedras que sustituyen a la arena de las que siempre se quejaban mis pies. Dar dos pasos y que el agua te cubra. Quemarme la espalda porque me da demasiada pereza moverme.
Los cotilleos de Isa. Nuestros vecinos los catalanes con el chulo playa. A Jimmy y los italianos en la piscina, siempre con nuestra canción. Los portugueses y los franceses en la discoteca "bailando".
Los huevos cocidos congelados. Las salchichas. Las cartas. La siesta. Las risas.
A las cacahuetes. Isa pegada al móvil diciendo "¡Gooooordooo!". Nachi perdiendo el cepillo dos segundos después de encontrarlo. Irene diciendo que ha-dicho-he-dicho-que-he-dicho-que-quiero-un-jamón-pero-qué-paranoya-!!!
Las noches por el paseo, andando como si hiciéramos el tránsito a otro mundo. Los cóckteles tumbadas en la hierba y el subidón de esa noche. Que nos inviten a todas las copas desesperados por que llenemos el local. Bailar en La Botellita perdiendo la noción del tiempo.

Y volver al amanecer dando un paseo por la orilla
.

Echo de menos la playa...

domingo, 23 de agosto de 2009

De vuelta a casa

Me duelen demasiadas cosas. Me duele que los chicos me ignoren, por patético e infantil que parezca. Me duele que la gente se sorprenda de verme guapa y arreglada. Me duelen las duras palabras de un ser cercano, aunque no sea su intención. Me duele la soledad. No alcanzar nunca a la persona que quiero ser. Me duele no quererme. Mi cobardía y mi estupidez. Me duele tener siempre la cabeza en las nubes, soñando y nunca viviendo. Me duele no controlarme y hacer daño a los demás. Me duele que, esté donde esté, nunca me sienta cómoda. Y me duele pensar que la vida, o mi vida, no merece la pena, aunque sé que es por mi culpa.
Es fácil solucionar estas cosas. Pero no es tan fácil de comprender que dentro de una persona haya un monstruo que le impide hacer nada por su bien. Y cada día es más dificil distinguir a ese monstruo de la persona.


Lo siento por esta entrada. Cuando me encuentre mejor os contaré cosas del viaje. Y no me toméis en serio que estoy con la regla.

lunes, 17 de agosto de 2009

Haciendo el equipaje


Mañana de viaje. Ahora mismo no tengo ninguna emoción al respecto. Sé que quiero irme. Que lo pasaré bien y que tengo ganas de estar sólo con mis amigas. Sé que tengo miedo del calor que pueda hacer en la playa. De quemarme. Que espero adelgazar y que se cumplan nuestras espectativas de darnos baños nocturnos y aprovechar los días al máximo.
Pero ahora lo único que siento es cansancio y pereza por hacer el equipaje. Siempre me pasa igual antes de partir. Me pasó con Túnez, con el concierto, y ahora me pasa con Benalmádena.
Mejor esto que los nervios.
A los valientes que leyeron la anterior entrada, os doy las gracias. Os regalo esta flor. La hice cuando era pequeña jiji.

Benalmádena nos espera...
PD: Ahora mismo sí que siento emoción y nervios. Pero no por el viaje, si no por estar hablando con alguien que me parece que no comprende mi idioma... Ya os contaré cuando tenga ánimos ;)

Recordando sueños

Pues nada, aquí estoy otra vez, escuchando Breakaway de Kelly Clarkson. Esta canción me trae recuerdos, bastante difusos, de un tiempo que se me antoja lenano. Creo que podríamos situarlo en el intervalo desde que me leí por primera vez Crepúsculo hasta que empezó a hacerse pesadamente famoso. Y no puedo decir más de aquella época. A veces tengo la impresión de que organizo mi historia por las sensaciones, pues los recuerdos me fallan. Sí sé que por entonces Irene y yo hablábamos más, pasándonos música, pues Breakaway fue una de esas muchas canciones. Y entonces yo era mucho más soñadora. Seguía teniendo esperanzas e ilusiones imposibles de cumplir, y vivía contínuamente en las nubes.
Todo me parecía más bonito, y ahora, al escuchar una canción cargada de emociones para mí, extraño mis sueños. Quiero recuperar las hermosas imágenes que acudían a mi cabeza en busca de cobijo, las historias llenas de amor, esperanza, angustia y magia que me daban esa
sensación de felicidad y gratitud.
Ahora pienso... que al caer de bruces en la dura y fría realidad, perdí estos sueños. El vacío los sustituyó y yo me sentí tremendamente sola, perdida en un agujero negro que ahora me
resulta tan familiar.
No sé cómo salí de allí; supongo que poco a poco me fui acostumbrando a la falta de luz y encontré el camino, siguiendo el rastro de migas de pan que las voces de mis seres queridos iban dejando para mí. O tal vez fue el tremendo golpe que me dí (y dí a los demás) hace unos meses... Un susto del que no se habla, tal vez por miedo a la incomodidad, o a la verdad.
Sea como fuere, aquí estoy. Y no puedo quejarme, nunca pude. Tengo suerte, mi vida es afortunada. He recuperado al único ser querido que pude haber perdido (por mi culpa claramente), aunque ya nada sea como antes, y no pueda volver a acudir a sus brazos como una niña pequeña. Sin darme cuenta voy creciendo, viviendo experiencias y aprendiendo de ellas, aunque me cueste. Estoy rodeada de personas maravillosas. ¿De qué podría quejarme?
Ahora mismo de nada... Y aún así sigo sin sentirme satisfecha.
Ayer por la noche no pude escribir. Tenía un cubata demasiado subido a la cabeza y una cama en medio de mi habitación, por lo que me fue imposible. Pero ganas tenía. Fue una noche agradable e íntima. Nachi volvió de Roma y pudimos ponernos al día, reír y cantar. Hubo "tormenta", aunque fueron más bien unos rayitos de nada y algo que no llega a lluvia ni a chispeo. Aún así se notaba la diferencia con el roce de una de esas gotitas milimétricas en tu brazo.
Echo de menos la lluvia. Me he sorprendido al leer una entrada que contaba cosas parecidas a lo que yo quería expresar hoy, así que espero que no pienses que te estoy imitando. Es sólo que a mí también me gusta el otoño, me paso el resto del año esperándolo para hipnotizarme con la caída de sus hojas y disfrutar del tiempo. También pienso que la luz en esa época del año es mágica y que no hay nada más agradable que pasear bajo la lluvia. Es en estos momentos cuando realmente me siento auténtica, yo misma, sin inseguridades.
Y hoy fue un día laaargo. Por la mañana, pelea en casa. Lo curioso es que yo no estaba involucrada, si no que fue entre mi madre y mi tía (ésta viene algunos fines de semana para estar con mi madre, mi hermano y yo). Y a pesar de ello me siento culpable... por no apoyar a una u otra, por no hacerlo mejor.
Por la tarde una sorpresa más que inesperada, y acabé viendo una peli con un chico que ya había olvidado. Y después a cenar con casi todas (la tonta de la pacense-americana sigue en San Diego ¬¬). Mi foqui y mi bailarina han vuelto y pude disfrutar de su deslumbrante moreno.
Y ya está. A las cuatro de la mañana escribiendo el blog... y hablando con Cris. ¿Qué haría yo sin tu dulce compañía?
Un saludo a todo aquel que tenga valor para leer esta monstruosidad de entrada. Y mi enhorabuena. Os daré un premio.

sábado, 15 de agosto de 2009

"Hoy va a ser un buen día"

Esta mañana, a las 9:55, mi madre estaba llamando a la puerta de mi habitación para despertarme. Obviamente me costó volver al mundo de los vivos, pues otra vez habia estado trasnochando haciendo más frikadas (Vero, mi peor influencia, descubrió un vídeo en youtube cachondísimo, y resulta que me he viciado a otra de esas horribles telenovelas argentinas sin argumento ni actores auténticos... En fín, que estuve perdiendo el tiempo). Pero al recuperar la consciencia sentí algo extraño en mí, una carga de optimismo y esa impresión de "Hoy va a ser un buen día", y sin más me puse a tararear una canción inexistente y esa media sonrisa tonta que me caracteriza dominó mi cara.
Y parece que tuve razón con esta sensación. A pesar de que nos han tangado en los chinos con unas pilas (¬¬) y la loca que viene a "limpiar" mi casa dos días a la semana ha ro
to... tachán tachán... ¡mi reloj! El que me traje del pueblo con toda la ilusión del mundo. El que temía que me molestara con su tic tac y resultó hacerme más agradable la habitación. El que me
recordaba a mi infancia. Sí sí, el mismo. Podéis pensar que exagero con esta mujer pero no es así. Es como el rey Midas en destructivo: todo lo que toca lo destroza. La última vez fue una caja de madera. Y mi mesa sigue llena de polvo, lo cual da que pensar...
Pero no, hoy toca pensar en positivo (soy tonta, lo sé, pero no pude evitar reírme al recordar el anuncio de "piensa en verde"... soy así), y la verdad es que hoy ha sido un buen día. Me he reído como nunca con mis amigas. Y no hay más que decir. Podría contar qué hemos hecho esta tarde, detallar cada instante y regodearme en ellos. Pero esos momentos nos pertenecen solo a nosotras, y realmente, no hay nada que contar.
Sólo que una tarde de verano sin salir de casa y pasando el rato con las amigas no es precisamente perder el tiempo.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Pues aquí estoy...

Hoy fue un gran día. No cumplí mi propósito de levantarme temprano para montar en bici y hacer un poco de ejercicio, y así aprovechar la mañana. Acabé levantándome a la una y pico, después de que la loca que viene a limpiar a mi casa se fuera, pues tengo miedo de que entre en mi habitación y vuelva a romper algo. Fue salir de la cama y encender el ordenador (estar hasta las cuatro de la mañana pegada a la pantalla no terminó de satisfacerme por lo que parece), y al menos conseguí pasar las fotos del último viaje.
La tarde tranquila, haciendo no se qué memeces en el tuenti y colocando la casa (sí, viene una mujer por la mañana a limpiar y a establecer un poco de orden y por la tarde yo tengo que colocarlo todo de nuevo... menos mal que sólo somos tres y uno estaba fuera). Quedé con mi padre en el bar de siempre, y me enteré de que a mediados de septiembre se mudará a Cádiz. Al menos no ha sido tan incómodo como las últimas veces. Supongo que tenía realmente ganas de verlo.
Y me entraron ganas de jugar a ser el jovencito Frankenstein y le di vida a mi Tamagotchi. Se llama Kat y parece que le gusta dormir porque no hace otra cosa.
Hemos pasado casi toda la tarde con la hermanita de Raquel. Es la oportunidad perfecta para hacer todas esas tonterías que nos encantan sin parecer subnormales del todo. Si a esto le sumas lo del tamagotchi estará claro que sufrimos complejo de Peter Pan, como bien dijo Vero. Lo mejor y más divertido (excepto para mí) fue cuando esta encantadora niñita de dos años con cara de ángel se volvió completamente loca y me atacó sacando esas uñas de gato y tirándome de los pelos. Bueno... admito que quien más se rió fui yo, no se si de lo absurdo de la situación o porque me hacía gracia la violenta transformación de la cría, pero fue un buen momento.
Cuando terminamos de jugar a la pelota y de romper una manzana de plástico (sí, así nos divertimos nosotras) hicimos la ronda buscando un bar abierto, y acabé donde empecé, en el bar de siempre donde quedo con mi padre. Una buena forma de acabar la noche.
Y a pesar de que hemos hecho lo mismo de siempre, jugar a las cartas tomándonos algo, hablando y diciendo tonterías, hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien. Me he reido con ganas y me he sentido a gusto, sin sentir la necesidad de huir lejos, ocultándome en mis cada vez mas retorcidos pensamientos. Si en ese momento me hubieran preguntado qué quería cambiar, posiblemente habría dicho que nada, que simplemente la velada durada el máximo de tiempo posible.
Para esas tres chicas que me han hecho la vida más fácil