martes, 1 de septiembre de 2009

Reset



A veces me gustaría coger una goma y borrarlo todo. Las discusiones, las emociones, lo que pasó... Cualquier rastro de una vida pasada que sólo te trae quebraderos de cabeza. Es en estos momentos cuando me resulta difícil recordar por qué quiero a lo que me rodea. El sentimiento de amor resulta tan fuera de lugar que todo lo demás pierde el sentido.
Será que a veces sólo vemos de cerca, demasiado cerca para ver realmente. Y nos sorprendemos encontrando la hipocresía y el egoísmo donde no deberían estar. Nos explotan la burbuja y nos damos cuenta de que no somos tan diferentes de aquéllos a los que despreciamos alguna vez.
El problema son nuestras esperanzas e ilusiones, la fé puesta en la gente. Nos olvidamos de lo fácil que es decepcionarse.
La vida es un juego pero debemos saber las reglas si no queremos perder.






Más monotonía en mi existencia... cartas, calor, risas, calor, idas y venidas a ninguna parte, mucho rato en el Burger King con los helados, indecisión en todo... más calor...

2 comentarios:

Aproximación dijo...

Tienes razón en que es muy fácil que te decepcionen.Suelo desilusionarme con la misma facilidad con la que me ilusiono.Esperar algo de alguien y que te decepcione es una de las peores sensaciones que puedes tener y más si esa persona te importa mucho.
Supongo que las reglas de este juego las aprendemos a base de tropezar,caer al suelo y levantándonos...

Raquel dijo...

Ilusión e ilusión son los dos extremos de un hilo fino que siempre llevamos entre las manos.